En un día como hoy, me ha venido a la mente este cuadro que tuve la suerte de contemplar de cerca en el museo D'Orsay en París. Se llama 'El origen del mundo' y fue pintado por Gustave Courbet en 1866.
Y he pensado que Gustave Courbet era un tío con mucho más sentido del marketing que los mayas, un poco guarrete y un incansable admirador de los pubis frondosos.
Eso pasa cuando sacas a Dios de las aulas
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