jueves, 28 de enero de 2016

Mis colegas (3)

Luis es un tipo que conocí una vez en la universidad, allá por 1995 o algo así... creo que fue en mi segundo intento universitario.
Congeniamos pronto, es como si estuviese preparado por el destino, juntar a dos tipos como Luis y yo en el mismo aula cursando estudios de ingeniería informática (ouuuuu yeah!). 
Luis es un tipo muy inteligente, su 9.5 en un examen de Matemática Discreta lo dejó claro al poco de empezar el curso para todos los pusilánimes que poblaban aquella aula.
Aprendimos pronto que, mejor que en aquella universidad católica (si, si, como lo lees) se estaba en la cercana Universidad Autónoma; allí  la cerveza y los porros era lo habitual (incluso me atrevería a decir, lo necesario) y las chavalas eran de otra pasta, sin tanta pasta, pero de otra pasta. Pronto pasábamos más tiempo allí que en nuestras clases de PSC (pensamiento social cristiano, tócate los cojones mari trini). Pasábamos los días con litros de cerveza en la mano y jugando a las cartas, o mirando el cielo tirados plácidamente en la hierba, eran tiempos felices... recuerdo que, por aquellas, las chavalas no estuvieron nunca en nuestro top 5 de necesidades e inquietudes, eran otras cosas las que nos interesaban. Queríamos ir al desierto de Almería a beber como Jim Morrison, y nos quedamos en Aranjuez subidos a un árbol; no era lo mismo, pero también tenía su aquel.
En nuestras aventurillas se empezó a unir gente, todos/as ellos/as gente interesante, la verdad es que apenas recuerdo un par de nombres y/o motes, y alguna cara; pero claro, eran tiempos duros... demasiados datos que procesar...
Como hitos importantes en nuestras vidas, por aquella, puedo mencionar el que, después de pegarme una buena hostia en coche, Luis y yo pensásemos que era una idea de puta madre tatuarnos un dibujo de Luis Royo en el pecho, concretamente uno de una mujer con una espada en las manos a la que Luis y yo vimos desde el primer momento cara de muerte; la muerte tenía que ser esa mujer... El tatuaje nos lo hizo un gitano que estaba de permiso en su condena (nunca supimos por qué) de no sé cuántos años en el trullo. Nos cobró cinco mil pesetas (de aquella) a cada uno y nos daba cerveza mientras nos hacía 'eso' en el pecho izquierdo. En concreto, el dibujo que elegimos aquella inspirada tarde fue este:




Si, si... ya lo sé. ¡Teníamos 19 años coño! Llevo un rato buscando una foto de cómo quedó el tatuaje, pero no la encuentro... en cualquier caso, creedme, h o r r i p i l a n t e !!!! Lo siento por Luis que aún lo mantiene en su pecho izquierdo, yo me lo tapé. Realmente feo, deforme, raro, una cosa para no olvidar...

Otra de nuestras grandes ideas de cómo pasar una tarde era beber bastante, subirnos a un montículo y dejarnos caer hasta abajo dándonos toda clase de ostias por el trayecto; de aquella admirábamos a gente como Jimbo o Bukowski, Baudelaire y su noviete, Hemingway, en fin, o grandes bebedores, o grandes consumidores de opio; bueno, les seguimos admirando, pero ahora de otra manera, quizá más sus obras que sus milagros, la puta edad. Al tema: caíamos, el de arriba se reía, el de abajo chequeaba que no había ningún hueso roto, y volvía a subir para tirarse de nuevo. Os juro que en aquel momento tenía sentido el juego, más que eso, era necesario. Explorábamos los límites de nuestros cuerpos y nuestras cabezas a base de drogas y maltratos auto infringidos. Nos encantaba el hecho de que nadie, aparte de nosotros, jugase a esos juegos. Nos creíamos pioneros en el arte de joderse el cuerpo, unos visionarios del ocio, un par de putos colgados.




En cierta ocasión también vimos procedente meternos desnudos, de madrugada, y con una temperatura ambiente por debajo de 0, en un pantano cercano al puerto pajares, en la confluencia de León con Asturias. No sin antes cerrar el coche con el que habíamos llegado allí con las llaves dentro.
Casi morimos, pero de verdad. Sobre todo el pobre Luis, que se mantuvo en el agua más tiempo que yo. Nos daba pena romper el cristal del coche con una piedra, porque el coche no era nuestro, pero la situación se nos reveló clara a los pocos minutos. El suelo nevado, mojados y cercanos a la congelación... ¡que le den por culo a la ventanilla del coche!
Ya en casa, el proceso de descongelación fue aún más traumático... necesitamos varias horas de agua caliente y varios litros de alcohol. Mientras, el jipi dormitaba en el salón ajeno a toda la movida y batiendo un record familiar de aguante en aquellos sillones que se resbalaban poco a poco hasta que acababas en el suelo.

Luego Luis consideró una idea cojonuda irse voluntario a la legión a Ceuta. Ahí decidí no seguirle, eso se me pasaba de loco... Luis volvió de la legión un poco más loco de lo que se había ido, pero además, loco de otra forma, más tipo loco-chungo, loco-loco de verdad, no sé si me explico...

Evidentemente, los dos abandonamos aquella universidad, no sin antes dejar una nota anónima amenazante en el parabrisas del coche del profesor de PSC por habernos suspendido. Creo que fuimos los dos únicos estudiantes de la historia de aquella universidad en suspender esa asignatura; estábamos hechos el uno para el otro definitivamente. Hace poco, hablando con Luis le pregunté que qué pusimos en aquella nota y, por lo que me contó, debió ser algo así:

'Te vamos a partir las piernas sapo baboso, ah! y no nos escupas'

¡Qué grandes tiempos!

Luis al poco, conoció a la que hoy sigue siendo su pareja y se fueron a vivir al puto campo. Ahora nos vemos poco, porque el campo me pilla muy lejos, y porque Luis pasa más tiempo en Francia que en España. Adora Francia y cada día detesta más España. Sé que está bien y él sabe que yo también lo estoy. Siempre tenemos pendiente una mahou para ponernos al día, y siempre llevaremos en nuestras cabezas y en nuestras capas internas de la piel el recuerdo de aquella época en la que fuimos realmente grandes.

P.D. ¡Se me olvidaba! también escribimos un libro de poemas: 'El dios del vino' e intentamos que nos lo publicasen. Nos reunimos los dos en el despacho de una señora en una editorial. La mujer era realmente bella, no recuerdo la cara ni el cuerpo, sí recuerdo una erección. Nos dijo que no. Bueno, que no con su dinero, que si lo queríamos hacer con el nuestro que vale, pero que aún así, había muchos tacos... Sigo teniendo un ejemplar por casa, y cada día que pasa lo entiendo menos. Si es que en algún momento entendimos algo.





martes, 26 de enero de 2016

Seguimos dando guerra ('Pelo de conejo')

Pues eso, que nos caímos, nos levantamos, nos volvimos a caer y nos volvimos a levantar...
No sé cuánto puede durar esta sucesión de subidas y bajadas, ya voy teniendo la espalda fatal. Rock del de siempre, del que hemos mamao, y ahora somos tres (qué pequeño!).

El día que lo deje, probablemente me vuelva loco, o cambie de vida. Mientras tanto, mi terapia semanal sigue adelante, ruido, mahou, colegas...

ainnssss si es que parece que tenemos veinte añitos....


miércoles, 20 de enero de 2016

¡Sangre gratis!

Maria Forqué 



Me pasa como con Mariló.... me gusta la madre y me gusta la hija.Y el tema de la performance sangrienta también me mola, se le pone detrás un poquito de Cradle of Filth, y nada, a bailar...