En esas coordenadas mi caparazón se remoja, se deja tocar por peces.
La luz es extraña, la del amanecer y la del ocaso; incluso la de la luna.
El mar parece sorprendido al tocar tierra, y la acaricia.
La tierra tiembla, o eso dice Isma, yo creo que no, sólo vibra.
El vino es un milagro, la tierra negra.
Tengo el corazón contento y lleno de alegría, en esas coordenadas.
- ¿Cuándo volvemos?
- Siempre...
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